Mousse de mango.
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INGREDIENTES
Hace ya tiempo, algún tiempo, que a veces, algunas veces, tengo la sensación de tener un nudo en el estómago. Por si fuese cierto que esa presión estomacal en mayor o menos medida puede aliviarla una simple vomitona, voy a intentar que del estómago que me duele, el del alma, salga un personal y particular alivio de sentimientos en forma de palabras.
Hace poco tiempo, tres días concretamente, que duermo peor de lo que ya es habitual en mi. No se si será porque la persona que más quiero del mundo hace tres noches me contó una conmovedora historia que me removió y me revolvió ese otro estómago: el estómago del alma.
Esa persona, la que yo más quiero del mundo, regresaba de su tiempo semanal de voluntariado en un vagón del metro de Madrid a última hora de la tarde. En una de las muchas paradas del recorrido se subió una señora y se colocó a su lado. Se fijó en ella porque su cercanía le trajo un ligero olor a alcohol. La señora no se movió. Sólo miró fijamente al suelo.
Al rato, la persona que más quiero en el mundo, oyó que en un murmullo solo perceptible para ella, la cercana señora murmuraba: “que vergüenza, que vergüenza”. Y siguió mirando al suelo, mientras a una el tren la acercaba a su destino y a otra se suponía que también.
Pasados unos instantes, en un volumen casi inaudible y sólo perceptible para su oído atento, joven, y muy cercano, la oyó decir: “Un, dos, tres…” también la oyó inspirar aire, fuerte, muy fuerte, desde el estómago. Vio como dejaba de mirar al suelo y oyó como comenzaba su discurso al tiempo que unos gruesos, imparables e inagotables lagrimones resbalaban por sus mejillas y se estrellaban contra el suelo del vagón.
La persona que más quiero del mundo, al oír aquel relato de desesperación y presenciar aquel naufragio en lágrimas, comenzó a llorar también, mientras reparaba en que ni una sola persona de las que ocupaban aquel vagón parecía inmutarse.
Por alguna razón que no alcanzaba a comprender, aquellas cercanas personas no oían ni veían lo mismo que ella. Llegó a ser tal su pena y su vergüenza que lo único que consiguió hacer fue bajarse del tren en la primera estación en que se abrieron las puertas. Salió corriendo, sin pensar más. Llorando, mitad de pena, mitad de impotencia y cuarto y mitad de añadida vergüenza.
Imagino que sólo cuando reparó en que era aún mucho más humillante tener que pedir limosna que darla, fue cuando se volvió y quiso entrar de nuevo en el vagón para darle a aquella señora los casi 30 euros que llevaba en el bolso.
Como sucede tantas veces en la vida, fue en ese preciso instante cuando se cerraron las puertas y el tren arrancó, alejando poco a poco en la distancia, la desesperación, la tristeza y las lágrimas de aquella mujer invisible en un vagón repleto de personas que parecían no tener alma …
Yo, que como sabéis, presto atención y obediencia a las señales, (siempre y cuando estas no sean de tráfico), entendí que esto era precisamente eso: una señal. De esas, que si como yo, medio creéis en Dios, pueden antojarse señales medio del cielo…
Es una tontería negar que vienen malos tiempos, y que los próximos van a ser especialmente duros. Ni yo, optimista por naturaleza y optimista por carga genética, puedo ser tan estúpida para negarlo. En cualquier caso, también se y me consta, que después vendrán tiempos mejores. Las crisis obligan a sacar lo mejor de uno mismo. Obligan a ajustar, a reajustar, a valorar, a imaginar, a idear, a crear, a innovar…. y a trabajar. La escasez en definitiva nos ayuda a sacar lo mejor de nosotros. ¡la necesidad nos obliga a reinventarnos!.
Yo creo, y es mi opinión personal, que de lo único que NO es tiempo es de ahorrar. No es tiempo de ahorrar porque es necesario que los que podemos, en la medida que podamos, consumamos y mantengamos de la mejor manera posible esa rueda, (últimamente más cuadrada que redonda), que a trompicones hace girar nuestra economía
Yo creo, y es también mi opinión personal, que de lo único que SÍ es tiempo es de dar. Aquellos “negritos” y aquellos “cholitos”, (dicho sea con el más absoluto respeto), para los que tantas veces hemos pedido agitando aquellas sonoras y naranjas huchas del Domund, ya no sólo están en aquellos otros mundos de los que nos separaban océanos de distancia. Están aquí, están con nosotros y muchos, además, si es que la miseria pudiese hacer patria, muchos, son de los nuestros.
Como cantaban “Golpes Bajos” en aquellos maravillosos 80: “…Malos tiempos, para la lírica”…. No importa, si no es buen tiempo para la lírica, buscaremos otros géneros y otros estilos literarios. Nos quedará la poesía, para intentar rimar las estrofas de la vida y, (suponiendo que de alguna forma pueda considerarse género o estilo literario literario), nos quedará también el comic: ¡para ilustrarla!.
Y sobre todo, nos queda esperar no parecernos nunca a Susanita, aquella rubia amiga tonta de mi admirada Mafalda, que leyendo un día un periódico repleto de noticias de robos, guerras y asesinatos, se sorprendía a si misma exclamando en alto. “¡Dios mío, Dios mío, hay que ver que buena soy!”
Mi abuela decía que ser generoso era más un truco que una virtud, y que este truco no era otro que saber encontrar verdadera satisfacción personal en el acto de dar. ¡Y al final no va a ser mucho más que eso!
Ahora que dar nos cuesta más, porque nos sobra menos, quizá sea el momento de imaginar que si renunciamos a un mejor menú navideño, o a unas botas, o a un abrigo, (que curiosamente siempre nos hacen muchísima falta), lo que estamos consiguiendo no es un mejor sitio en un supuesto cielo, sino cumpliendo nuestro deber cristiano, (en versión atea, nuestro deber humano), para que alguien coma dignamente o para que unos niños sean, con mucho menos que los nuestros, mucho más felices una mañana de Reyes.
Imaginar cosas como estas me ayudan a rascarme el bolsillo, a darme cuenta de que soy verdaderamente afortunada, y a intentar, en justa correspondencia, no quejarme casi, casi de nada. Y no seré yo quien niegue que no sea hasta pueril esta fórmula personal así planteada…Será porque siempre he visto mucho bueno y nada malo, en conservar un buen cachito de inocente infancia que remiende los rotos de mi ya vieja alma…
NOTA:
Y se acercan las navidades, fechas donde los que sufren dolor y miseria, en injusta y proporcional correspondencia a las opulencias propias de estas fechas, ven exponencialmente elevadas sus tristezas y sus penas.
Con toda mi admiración por esas muchas personas buenas, y de entre ellas, Milagros Sanjurjo, mi suegra. Con toda mi admiración, digo, por esas personas que asumiendo un responsable compromiso para toda su vida, han sido capaces de encontrar verdadera satisfacción personal en sus sacrificios, sus renuncias y sus entregas.
¡Ojalá “de mayor” consiga ser como ellas!
RECETA: MOUSSE DE MANGO.
Os decía en mi anterior post que era difícil encontrar receta para acompañar esta inusual, triste, pero también esperanzada historieta.
Duelos y quebrantos, cardo, o amarguillos se me antojaban fáciles y “maridables” recetas, pero les faltaba el dulce.El dulce intenso de la esperanza.
Así que para compensar y esperanzar dulcemente aquí os dejo este fácil y lucido postre de mango
Ingredientes para 6 u 8 personas
1 lata grande de pulpa de mango de unos 800 grs (de venta en tiendas orientales y delicatesen, además de en muchos supermercados de Portugal)
2 yogures griegos
3 claras batidas a punto de nieve
Un buen chorro de leche condensada
6 u 8 galletas de canela
Trozos de chocolate negro
Aproximado proceder
Mezclar la pulpa de mango con los yogures griegos y la cantidad de leche condensada al gusto.
Incorporar las claras a punto de nieve con suavidad para que no se bajen.
En copas individuales, colocar en el fondo la galleta de canela en trozos, verter la mezcla de mousse de mango, y decorar con trozos de chocolate amargo.
Y ya me contaréis…
Nota: En esta foto intercalé con el mango capas de yogur griego para hacerlo más vistoso. Mezclando todo está más rico y es más fácilGuisándome la vida, Carmen Albo. Blog sobre gastronomía y cosas mías
14 comentarios
Bonita y triste historieta… aunque no la comparto al 100% en cuanto a los sentimientos que me provoca, pero creo que has dado en el clavo con lo del nudo en el estómago. Todos sentimos nudos en el estómago con cosas como esta o con otras…
Tiempo de reflexión, de hacer balance, de como hemos vivido este año y como vamos a afrontar el siguiente, para con nosotros mismos y para con los demás. Eso es lo que intentamos hacer cada final de año, y ojalá que las «distracciones» nos dejen que todos nuestros propósitos se materialicen en actos.
Mil besos y Muy Felices Fiestas!
Eva
Me parece muy triste y muy real desgraciadamente. Muchos estamos en una posición en que no percibimos que el de al lado sufre, el problema es que un golpe de mala suerte también nos podría posicionar en ese otro lado hoy desconocido.
Debemos aprender a mirar, a valorar lo que tenemos y a ayudar de alguna manera a quien tenemos al lado.
Me parece una historia positiva porque ayuda a concienciar. Habrá conciencia el día 22 cuando veamos por la tele a personas brindando delante de una administración? No lo creo, seguramente habrá envidia, sin darnos cuenta de que nosotros, al menos, pudimos comprar un décimo de lotería que otros pocos ni siquiera pudieron.
Gracias por hacerme pensar hoy ;-DD
Querida Carmen, me considero una persona con fe en que podemos construir realmente entre todos un mundo mejor pero sobre todo, soy un hombre con mucha fe en los valores humanos.
Tu historia es triste pero al mismo tiempo es también una historia «tristemente cotidiana», una historia humana triste y similar a otras historias que nos encontramos día sí y día también a lo largo del camino.
¡Claro que podemos poner en práctica real la saludable y generosa empatía!, pero yo no sólo me limitaría a ponerla en práctica ayudando a los más necesitados con dinero u otros bienes materiales sino también a las personas más próximas a nosotros con valores intangibles de incalculable y saludable VALOR HUMANO como son el amor, el cariño, el afecto, el saber escuchar y tener la generosa paciencia de hacerlo- como así lo ha hecho la persona que tú más quieres del mundo- a los demás, el aportar esfuerzo por comprender a nuestro prójimo más cercano; en fin, no quiero seguir porque sino mi lista de valores humanos se haría muy extensa…..
Tú querida bloguera cocinera, mujer guapa, vital y alegre sabes perfectamente que uno de los valores que más apreciamos los compañeros que disfrutamos compartiendo fogones, no son precisamente los premios, los reconocimientos públicos, nuestros pequeños éxitos culinarios sino el afecto, el cálido afecto que recibimos de las personas que vamos conociendo gracias a la oportunidad que nos brinda este pobre medio virtual de comunicación (Bitácoras).
Hoy mismo, he recibido en El Corte Inglés de A Coruña, el tercer premio del concurso “Las 25 recetas de tu vida” por mi sabroso corzo con habas de temporada y curiosamente la mujer del concursante ganador me comentaba que a ella lo que más le había gustado-el primer premio económico ha sido de 600 €- no había sido el premio sino la oportunidad de haber disfrutado de la compañía de los demás concursantes, de haber tenido la oportunidad de conocernos en persona.
Comparto tus sentimientos pero al mismo tiempo quiero que comprendas que día a día como seres humanos sentimos la decepción en nuestro corazón porque vivimos en una sociedad vertiginosamente acelerada y a estas alturas del camino, yo estoy dispuesto a dar afecto pero también quiero ser sincero y confieso que también me gusta recibirlo.
Ya he aportado esta canción friki-como diría mi querida hija María- en Facebook pero creo que es una buena oportunidad para volver a aportar este vídeo de Juan Pardo en tu entrañable entrada, donde la letra de la canción nos dice en un momento determinado que:
“ al fin y al cabo, todos somos parecidos, casi iguales en lo básico “.
http://www.facebook.com/Mozart58?sk=wall
Compartir es ganar Carmen, yo comparto contigo este rico “ MOUSSE DE MANGO”, comparto tu “ HISTORIETA: UN NUDO EN EL ESTÓMAGO “ y comparto mi sincera amistad y afecto porque no existe la empatía sin afecto, ni existen los conceptos sin afecto y porque cuando se comparte se gana.
Te deseo una ¡Feliz Navidad! Y un feliz año 2012 en compañía de tus seres queridos.
Besos Carmen desde mi cocina.
No vamos a comentar tu receta, porque sentimos ese nudo en el estómago ahora mismo. Lo sentimos muchas veces a lo largo de la semana, por desgracia. Esa historia es la de tantas personas, y no nos damos cuenta, es una pena. Es una pena que no pensemos que hay gente en peor situación que nosotros y que no intentemos ayudar. Es culpa de todos.
Un abrazo
Fe de erratas, ja,ja,ja….:)
“ al fin y al cabo, todos somos parecidos, casi iguales en lo básico “.
Cooking Cookies, no es necesario compartir al 100%, eso, más que difícil, se me antoja imposible. Lo único que intentaba transmitir era un porcentaje de emoción y de reflexión…El mismo que de otra forma y por casualidad me llegó a mi.
Gracias, muchísimas gracias por comentar y por el balance que aquí propones y compartes. ¡Que así sea!
Cucharita de palo:
Creo que comparto la tristeza y la realidad de esta historia y quiero pensar que en muy buena parte no vemos las penas ajenas, simplemente porque nos hemos acostumbrado a no mirar hacia ellas. Y no creo que sea falta de bondad…en mucho, es falta de atención, y sobra de comodidad. Sólo es necesario que algo, un instante nos haga recapacitar…¡Y por supuesto actuar!
Mil gracias por contarme que te hice pensar!! Un besazo solidaro y navideño!!
Ridente, mil gracias por tu inmenso y sentido testimonio. En los tiempos de prisas que vivimos, este, el tiempo es también un preciado tesoro para compartir.
Sólo espero que mi particular y personal reflexión sirva para que todos sintamos ese parecido nudo en el estómago, y para que todos lo aliviemos…además de hablando o escribiendo, haciendo alguna que otra cosita más….
Besos desde las Rïas bajas, y muy, muy feliz y compartida Navidad!!
Naiara: Yo no creo que sea culpa de todos o culpa de nadie…Para que haya culpa, tiene que haber dolo, ganas conscientes de dañar…Lo que si que creo es que es nuestra responsabilidad. Tenemos que hacer algo, y ese nudo en el estómago que se alivia escribiendo, diciendo…¡Y haciendo! es lo que entre todos, podemos y debemos aliviar. Mil gracias por comentar y compartir tus sentimientos en un post mucho más incómodo que otros!!
Besos Navideños y de verdad!!
Carmen, hacía mucho que no leía una historieta tuya en el blog, porque me limitaba a echarle un ojo a tu «estado» de facebook….y qué pena!…Siempre consigues emocionarme y zarandear mi adormilado espíritu, ya sea por tu optimismo, tu humanidad, tu sentido del humor….tu sentido común…
Gracias por escribir. Como ya te dije un día, me gustan más tus historietas que tus recetas…¡¡y mira que me gustan tus recetas!!
Pues vaya mi reconocimiento hacia tu persona por tener esa sensibilidad a flor de piel, aunque a veces haga daño, y tambien como no, por las maravillosas recetas que nos aportas. A través de ambas me haces sentir y con las segundas, disfrutar. Cuanto mas te leo, mas te aprecio. Eres un valor en alza. Te deseo lo mejor para 2012.
Pero si me había dejado a dos super piropeadores sin contestar!!!
Maria Rosa, Luisón…¡mil gracias!, Bueno, dos mil, poque hay que dividirlas entre ambos.
Mentiría si dijese que no me encanta lo que decís y mentiría más si dijese que no me emociona…aunque creo que el verdadero halago y la verdadera satisfacción es ver que soy capaz de ir descubriendo y encontrando almas gemelas por el mundo adelante.
Gracias a vosotros por comentar aquí, por emocionaros y por contármelo!!
Con mis mejores deseos para este año, un abrazo enorme!!
Una sensación de desamparo universal deja la historia. Claro que siempre hay quienes ven más allá y eso tiene que ser esperanzador.
Te invito a conocer mi blog http://www.delirios-cosmicos.blogspot.com.ar
Srta Delirante:
Antes de nada, gracias por comentar desde tan lejos… Y por cierto, me encanta su nombre!!
Tu lo has dicho, y yo no me había dado cuenta antes, pero lo que deja la historia es ciertamente una sensación de desamparo. Universal.
No deja de sorprenderme que ojos ajenos sean capaces de leer en corazones extraños, mucho mejor que sus propietarios…
Eso es lo bueno de este invento…y a océanos de distancia, además.
Ahora mismito veo tu blog!!
Un saludo desde España